En 2006, la ONU declaró el 17 de mayo como el Día Mundial de Internet y en Livebeep aprovechamos este día para celebrar los acontecimientos que han permitido la existencia de tecnologías como las nuestras. También es el Día Mundial de las Telecomunicaciones y Sociedades de la Información.
Antes de nada, demos un repaso a la historia de Internet y cómo ha sido su evolución hasta llegar a celebrar el Día Mundial de Internet:
Ahora bien, ¿qué conocemos de la Web 4.0?
Sabemos que la Web 4.0 está íntimamente relacionada con la inteligencia artificial. Sabemos que el próximo reto de Internet es enterder mejor las necesidades cotidianas de un usuario digital y predecir futuras necesidades. Será una web que nos conozca, que sepa lo que necesitamos, lo que nos gusta y lo que no. Entenderá nuestro lenguaje natural sin tener que hacer esfuerzos de búsqueda. Será tan eficaz que con sólo pedir “quiero una caja de bombones para el Día de la Madre”, te llegará a casa el chocolate envuelto con un mensaje de felicitación a tu madre.
Los primeros pasos hacia la Web 4.0 ya los estamos viviendo actualmente. Se trata de los asistentes virtuales como Siri, Cortana o Google Assistant, aunque todavía les queda mucho por mejorar.
Entonces, ¿cómo afectará la Web 4.0 a los negocios online?
Las posibilidades son, prácticamente, infinitas. Es muy probable que la realidad virtual, el Deep Learning y el Machine Learning nos lleven a una realidad muy similar a la de Minority Report.
A día de hoy, apostar por la omnicanalidad, los pagos con el móvil, los chatbots o la implementación de tecnologías predictivas del comportamiento son pequeños pasos que los eCommerce están haciendo para adaptarse a la próxima revolución.
No podemos olvidar que los impulsores para que la Web 4.0 llegue al público general serán, indudablemente, las empresas digitales. De hecho, esta evolución tecnológica tiene como finalidad, directa o indirectamente, el facilitar la venta online de los negocios.
Por supuesto, todo cambio supondrá ventajas e inconvenientes. Una de las batallas más importantes en que estaremos todos involucrados será la guerra por la privacidad o la dependencia tecnológica de los humanos. Pero también será posible un escenario en el que podamos delegar las tareas más rutinarias a la tecnología y podamos dedicar más tiempo a las tareas que sólo están reservadas a la especie humana, como es el pensar.